Tipos de Rascadores para Gatos, Descubre sus Características

Rascadores de cartón: planchas de cartón más o menos complejas.

Rascadores de pared y esquineros: diseños que se adaptan a las paredes o esquinas de tu hogar.

Alfombras rascadoras: superficie plana fabricada con material áspero que resiste el arañado de tus mininos

Rascadores tipo poste: un poste de mayor o menor altura recubierto de material de rascado como sisal.

Rascadores estilo árbol: añaden complejidad y funcionalidades, ofreciendo diversas plataformas para el descanso y la diversión de tus gatos además de superficie de afilado.

Rascadores de madera: también llamados muebles rascadores. Son una evolución de los anteriores con una estructura más sólida y resistente.

Precio accesible: este tipo de rascadores son los más baratos que encontrarás, más económicos que los de otros materiales como sisal o madera. Date cuenta que es un sistema muy simple.

Material reciclable: son amigables con el medio ambiente, ya que puede reciclarse una vez desgastado (ya sabes, al contenedor azul y listo).

Variedad de diseños: existen muchas opciones en el mercado, desde simples planchas de cartón hasta estructuras inclinadas, pasando por diferentes formas.

Máximo aprovechamiento: en muchos casos los puedes reutilizar al máximo dándolos la vuelta cuando se han desgastado por una de sus caras.

Ocupan poco: dada su estructura, por lo general plana, lo colocas en cualquier hueco sin necesitar mucho espacio. Es perfecto para hogares pequeños.

Versatilidad de uso: inicialmente están pensados para su uso horizontal, pero puedes acoplarlos en vertical.

Durabilidad limitada: sin duda su mayor desventaja, ya que el cartón se deteriora rápidamente, especialmente con peluditos muy activos. Sin embargo, dado su bajo precio pueden resultarte rentables.

Generan suciedad: los pedazos de cartón suelen desprenderse durante el uso, lo que implica que te encuentres restos sobre el suelo. Si no tienen fondo también te encontrarás con restos de hierba gatera si la utilizas para atraerlos.

No son adecuados para gatos grandes: aunque son perfectos para gatos pequeños y medianos, no ofrecen la resistencia (ni el tamaño generalmente) necesaria para gatos más grandes o activos.

Se mueven: pesan poco y como suelen ser pequeños, si los gatitos no se colocan encima se mueven. Hay modelo que lo solucionan con ventosas y siempre puedes utilizar

Compactas y portátiles: al igual que los rascadores anteriores, las alfombrillas son fáciles de mover y colocar en cualquier parte de la casa, ocupando poco espacio.

Buena opción para gatos mayores: son ideales para gatos ancianos o aquellos con movilidad reducida, ya que no requieren que el gato se estire verticalmente. Aunque son válidas para cualquiera, según sus gustos.

Fáciles de limpiar: las alfombrillas suelen ser más fáciles de limpiar en comparación con otras superficies más robustas. Incluso algunas las podrás meter en la lavadora si el fabricante lo recomienda.

Muy versátiles: las puedes colocar en horizontal o vertical y lo que es mejor, como no son rígidas las puedes adaptar a superficies más complejas; esquinas, sofás, muebles, patas de mesas…

Precio: su simpleza hace que el precio sea también económico.

Sin añadidos: solo sirven para rascar o para que tus mininos se echen la siesta sin posibilidad de elementos añadidos como plataformas, pelotitas de juego, hamacas…

Pueden deslizarse: esta variedad de rascadores para gatos tiene el mismo inconveniente que los de cartón, ya que pueden no adherirse bien al suelo, lo que puede desanimar a algunos gatos.

No son rígidos: si no se fijan bien no ofrecen resistencia y se engancha a las garras de tu gato, haciendo que este pierda el interés en su uso. La solución la encuentras en las tablas rascadoras, que tienen una base rígida.

Ahorro de espacio: son ideales para hogares pequeños, ya que no ocupan espacio en el suelo y se integran discretamente en los muebles o esquinas de paredes.

Protección localizada: si tu peludito manifiesta predilección por un mueble o esquina concreta, puedes proteger esa área en concreto.

Disimula arañazos previos: no solo evita que tus pequeños felinos deterioren esquinas de muebles o paredes, sino que, si ya lo han hecho, puedes tapar estos desperfectos.

Instalación: algunos requieren ser atornillados a la pared o fijados al sofá, lo que puede dejar marcas si se retiran. Una opción es comprar varios iguales y aprovechar los agujeros ya practicados. Además, si el diseño de tu sofá no es estándar, puede que no se adapte bien.

Menos versátiles: como los tipos de rascadores ya mencionados, a diferencia de los postes o árboles, no ofrecen múltiples superficies o alturas para que los gatos jueguen, descansen y se estiren.

Altura: su principal ventaja es que permiten a los gatos estirarse por completo, lo cual es importante para su bienestar.

Estabilidad: un buen poste cuenta con una base robusta que evitan que se vuelquen, incluso con gatos grandes o activos. La acumulación de peso en la base y su tamaño contribuyen a mantenerlo estable.

Más innato: los gatos en la naturaleza se rascarían sobre un árbol, por lo que un poste les suele resultar más natural.

Opciones: pueden incorporar más elementos para satisfacer las necesidades de tus mininos. Por ejemplo, algunos tienen una hamaca en lo alto, pelotitas colgantes o en la base…

Ocupan más espacio: si bien son efectivos, algunos modelos grandes pueden resultar voluminosos en espacios pequeños.

Precio: no es demasiado elevado, pero los postes de alta calidad, especialmente los altos y con elementos adicionales, pueden resultar costosos, aunque se compensa con su mayor resistencia y durabilidad.

Aprovechamiento: el gato siempre rascará a “su altura”. Si no puedes dar la vuelta al poste, tendrás que remplazarlo entero, aunque buena parte esté intacta.

Multiuso: los árboles rascadores no solo sirven para rascar, sino que también ofrecen espacios para trepar, esconderse y descansar.

Perfectos para gatos activos: ya que proporcionan un espacio interactivo para los gatos que disfrutan de saltar y explorar a diferentes alturas.

Superficie: presentan varios postes recubiertos de sisal, por lo que la superficie donde rascar se multiplica.

Aptos para todo tamaño de gatos: tienes modelos para gatos muy grandes, como los Maine Coon, pero también los pueden utilizar gatos pequeños. ¡Hay modelos para todos los tamaños!

Perfecto para varios “inquilinos”: al tener más plataformas, postes…te sirven para varios mininos. Ellos mismos se adaptarán entre ellos para repartirse el espacio.

Tamaño: son grandes y requieren bastante espacio, lo que puede ser un problema en apartamentos o casas pequeñas.

Precio elevado: a mayor número de elementos, mayor el precio. los árboles rascadores de buena calidad tienden a ser más costosos que otras opciones. Y si son de mala calidad no merecen la pena, se romperían.

Montaje: es muy intuitivo y no es complicado, pero llevan más tiempo que los tipos de rascadores que hemos descrito con anterioridad.

Decorativos: se integran en el hogar pareciendo un mueble más.

Durabilidad: su estructura de madera hace que duren mucho más que los modelos de aglomerado menos denso. Solo tendrás que remplazar las partes que sufren desgaste como con las superficies con sisal.

Funcionalidad: con muchas opciones para el bienestar de tus gatitos.

Precio elevado: al ser piezas de mobiliario y rascadores al mismo tiempo, suelen ser de los más costosos.

Inapropiados para viajes: son más pesados y grandes, así que, si te mueves con tu gato a una segunda residencia, no podrás llevar contigo estos rascadores tan voluminosos.

No siempre adecuados para gatos grandes: aunque si son muy resistentes, la limitación podría estar en el tamaño de sus plataformas o cuevas. Revisa estas medidas antes de comprar el vuestro.